viernes, 7 de julio de 2023

 De 30 a 68 años

El 29 de junio Isa cumplió 30 años y el 5 de julio yo cumplí los 68 años, 38 años nos separan... y lo hemos celebrado comiendo y cenando con la familia.


El 29 de junio, cumpleaños de Isa fuimos al restaurante la Garnacha, nos acompañaron mi hermana Asún y Cecilio. Mientras Isa mantiene la tarta, sin lactosa, en el restaurante  y sonó el cumpleaños feliz, en versión del grupo Parchís y después encendimos una bengala. Por la noche Isa siguió con la celebración en una cena con una trentena de amig@s 


El uno y dos de julio fuimos a Robres, me lleve la alegría de recoger los primeros frutos del huerto, pimientos y pepinos, faltan los tomates que van más tardanos. El huerto tenía mucha hierba, así es que tuve que sudar para quitarla, menos mal que me acompañó la gata blanca, vive en la casa vecina, pero en cuanto abrimos la puerta de casa pasa a nuestro corral. 


También fuimos a las almendreras, de momento se han salvado de granizo que han sufrido los pueblos cercanos, Alcubierre y Frula. Por la tarde el calor apretaba y fuimos a la piscina, el bar lo ha vuelto a llevar Silvia y Eduardo. El campo esta limpio de hierba, me ha comentado José Mari que lo ha sulfatado para matar las malas hierbas. Vicky sostiene en la mano derecha una rama de olivo.


El cinco para celebrar mi cumpleaños fuimos a cenar a la Viña de Tito, a las ocho ya estábamos en el restaurante. A las nueve se fue Isa a trabajar, tenía turno de noche, no estuvo para la tarta, a las diez llevamos a Vicky a la estación, el tren tenía que salir a las diez y media para Barcelona, pero llevaba retraso, hasta las doce menos cuarto, así que llegamos a casa al día  siguiente, un día entero de celebración, y además con sorpresa, porque la tarta helada la dejaron en el restaurante fuera del frigorífico y llegó medio natilla.


Si alguna vez sufres —y lo harás—
por alguien que te amo y que te abandona, 
no le guardes rencor ni le perdones: 
deforma su memoria el rencoroso 
y en amor el perdón es sólo una palabra 
que no se aviene nunca a un sentimiento. 
Soporta tu dolor en soledad, 
porque el merecimiento aun de la adversidad mayor 
está justificado si fuiste 
desleal a tu conciencia, no apostando 
sólo por el amor que te entregaba 
su esplendor inocente, sus intocados mundos.

Así que cuando sufras —y lo harás—
por alguien que te amo, procura siempre 
acusarte a ti mismo de su olvido 
porque fuiste cobarde o quizá fuiste ingrato. 
Y aprende que la vida tiene un precio 
que no puedes pagar continuamente. 
Y aprende dignidad en tu derrota, 
agradeciendo a quien te quiso 


                         FELIPE BENITEZ REYES


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