alta médica
Después de cinco años de vacunación contra el veneno de las abejas me han dado ¡el alta médica!
Han sido cinco años recibiendo la vacuna "alutard SQ Apis melifera. La primera dosis la recibí a finales de octubre de 2019. Al principio las dosis eran semanales, pasaron a ser cada quince días, más adelante cada mes y en la actualidad cada seis semanas. El procedimiento eran dos pinchazos, uno en cada brazo con intervalo de media hora para comprobar que no había efecto negativo.
Pero todo llega a su fin, y esta semana la doctora Felicitas me ha firmado el alta.
Las vacunas me las han puesto en el hospital público
Royo Villanova, en las consultas externas, en cinco años he conocido a tres enfermeras, todas simpáticas, se agradece que el pinchazo vaya acompañado de una sonrisa. Solo tengo agradecimiento para las profesionales por el trato recibido.
Recuerdo las vacunaciones con el Covid: pasillos vacíos, mascarillas, guantes, lavado de manos... fueron los días más difíciles, entre pinchazo y pinchazo salía fuera del hospital a tomar un café al bar los Rumaños, ahora han cambiado los propietarios, se llama el Rincón del Royal. En Alergología la consulta 12 corresponde a enfermería y la 11 a la doctora Felicitas, que cada año me realiza análisis de sangre para comprobar las evolución que tenía la alergia, comencé con 90% y en la actualidad o llega al 2%. Me comenta la doctora Felicitas que las alergias no se curan del todo pero que ya no existe peligro para la salud. En la despedida me comenta que me llamaría pasados dos años para ver como iba todo. .
Esta semana en el cristal de la ventana del salón se ha posado una abeja, afortunadamente tenemos mosquiteras en toda la casa para que no pueda salir el gato. La abeja fue la causante de mi "desgracia", el peligro acecha. Es contradictorio que un insecto necesario para la polinización y por lo tanto para la creación de la vida pueda causar la muerte.
El último día que fui al hospital estaba lloviendo así que el viaje lo realice en el bus 29, pocas veces lo he cogido, normalmente iba en bici hasta la MAZ y luego andando por el camino de los Molinos hasta el Cascajo.
De los suspiros sale poco,
Pero no de la pena; ya me he sacudido eso
Antes de la agonía: el espíritu crece,
Olvida y llora;
Poco surge, se aprueba y sabe bien;
No todo puede desilusionar;
Debe haber alguna certeza, que sea loada,
Si no es de amar bien,
entonces, no
Y eso es verdad tras perpetuas derrotas.
Después de tal lucha, como saben los más débiles,
Hay algo más que morir;
Olvidar los grandes dolores, restañar la herida,
Dolerá demasiado tiempo,
Sin pena alguna por dejar a la mujer esperando
Por su lado, manchado de palabras vertidas,
Que suelta sangre tan acre.
Fuera eso suficiente, hueso, sangre y nervio
Estrujado cerebro, la bien formada cintura,
Buscando a tientas materia bajo el plato del perro,
Se vería curar al hombre de perturbación.
Ya que cuanto hay que dar ofrezco:
Migas, granero, ronzal.
DYLAN THOMAS
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