Estambul y Constantinopla.
El día 23 de julio por la tarde, tras cuatro horas de vuelo desde Madrid llegamos sanos salvos a Estambul... yo aún llevaba el susto en el cuerpo, ya que además del miedo que tengo a los aviones, me toco al lado una histérica a la que tuvieron que asistir las azafatas.
Al día siguiente visitamos el palacio Topkapi, conseguimos entrar después de hacer una larga cola... la sala de los tesoros, en la que se aprecia uno de los diamantes más grandes del mundo y el Harén del sultán, que lo componían más de cuarenta "bellas señoritas". Fueron las estancias del palacio que más nos gustaron.
En días sucesivos visitamos varias mezquitas, la más espectacular fue la de Sultanhamet o Mezquita Azul, destacan los cuatro minaretes, así como la gran cúpula central que se apoya en otras, hasta treinta. La ciudad esta repleta de mezquitas, desde las que los almuedanos llaman cinco veces al día a la oración... cerca del hotel teníamos una mezquita ¡ a las cinco y media de la mañana ya se oían los "dulces cantos" llamando a la oración
Hasta 1453 que los otomanos tomaron la ciudad, está se llamaba Constantinopla, su principal obra era santa Sofia (la iglesia de la Divina Sabiduria), recuerdo de la Universidad como "un edificio nuevo , asentado sobre la cúpula y su sistema de contrarresto, sistema que contaba con dos semicúpulas dispuestas en el eje longitudinal del espacio, semicúpulas que descansaban a su ves en dos pequeños nichos dispuestos en diagonal respecto al eje... el interior la iglesia se encuentra llena de andamios y lonas, dejando partes que no se pueden visitar, a pesar de ello aún pudimos contemplar algunos de los maravillosos mosaicos que decoran sus paredes.
De época romana, quedan bastantes restos arquitectónicos por toda la ciudad: murallas, viaductos, iglesias... en lo que era el Hipódromo destaca el obelisco egipcio del faraón Thutmosis III, traido a Constantinopla en el siglo IV por Teodosio.