miércoles, 6 de diciembre de 2017

Un paseo por el Maestrazgo turolense


El viernes uno, Carmen vino a verme a Cantavieja, ¡casi no llega!. Por la mañana había nevado, del pueblo a Teruel capital distan noventa kilómetros con cuatro puertos de montaña. La carretera estaba helada, a veinte por hora y cuatro horas le costo llegar hasta la posada.


El sábado fuimos hasta Tronchón, a comprar los afamados quesos de la localidad, en la quesería probamos los diversos quesos que fabrican con leches de cabra y oveja, una delicia para el gusto. Seguidamente nos dirigimos a Mirambel, entramos por el monumental portal de las monjas,  realizamos una visita guiada al Convento de las Agustinas, me sorprendieron la amplitud de las celdas de las monjas, al parecer las hijas de los nobles que se dedicaban a la vida monástica llegaban con su sirvienta. Después caminamos por las calles empedradas, como lo habíamos hecho en 1985.
El día estaba de puro invierno, a tres grados bajo cero y con viento, sensación de menos diez así es que nos retiramos a Cantavieja.


El domingo paró el viento y el recorrido por los pueblos de la comarca resulto más agradable. Puertomingalvo fue el primer pueblo que visitamos... paseamos por su entorno medieval, visitamos el templo parroquial de estilo barroco y grandes dimensiones incluso tiene órgano; después, con una guía local llegamos al castillo, de arquitectura musulmana. Para terminar la visita nos acercamos hasta la ermita de Santa Bárbara, llamada el balcón del Mediterraneo, porque desde aquí los días claros se ve el mar.


Entre verdes prados transcurre la carretera que nos lleva a Mosqueruela, comimos en un restaurante junto a la carretera y andando entramos por una de las cuatro puertas que atraviesan el recinto amurallado... en el suelo aún duraba la nieve helada que cayó el viernes. Además de las murallas, destaca el portal de San Roque y la iglesia de  la Asunción.


La Iglesuela del Cid fue otro de los bonitos pueblos que visitamos, aparcamos el coche al otro lado del barranco y entramos por el puente medieval, callejeamos hasta llegar a la Torre de los Nublos, es una torre templaria y almenada, después admiramos la torre barroca de la iglesia y avanzamos hasta el ayuntamiento y atravesamos el arco para llegar a la plaza Mayor. En la parte baja del ayuntamiento se encuentra una lonja de arcos ojivales y en la planta noble ventanas geminadas. Aquí me encuentro a Moha y Adil dos de mis alumnos del instituto.
La visita no fue perfecta, nos encontramos cerrada la Hospedería, en cuyo interior se encuentra una espectacular escalera, siempre hay que dejarse algo que ver para tener una escusa para volver.
Con la vuelta a Cantavieja terminamos la visita a los pueblos del Maestrazo turolense, una comarca frontera con Castellón en la que conviven los edificios medievales con las buenas gentes turolenses.






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