miércoles, 17 de enero de 2018

Marisa Royo en el Palacio de Montemuzo

Esta semana he visitado la exposición de Marisa Royo en el Palacio Montemuzo, la exposición durara hasta el 18 de febrero.


Al edificio, situado en la calle Santiago, número 34 se accede por una puerta con arco de medio punto. La construcción en ladrillo se remata con un bonito alero de madera, típicamente aragonés. El palacio es un remando de paz en medio del bullicio de la gente que transitan entre la calle Don Jaime y la Plaza del Pilar, es una pequeña perla de la arquitectura Zaragoza, recomendable para hacer una parada y tomar un descanso en el agitado caminar que nos marcan las prisas diarias.



La obra que más me ha gustado ha sido "Clara", realizada en grafito sobre papel. La obra parece evocar un sueño de mariposas, preciosas mariposas que se materializan en la mente de la artista, una mente que nos lleva a un país de ensueño en el que Clara se funde con el vuelo de las mariposas, su imaginación vuela con alas hacía un maravilloso mundo de ilusión ajeno a las preocupaciones materialistas que nos asaltan diariamente.

Insectos, peces, plantas, flores, algunos pájaros y la sabia lechuza con elegante plumaje; obra a medio camino entre una ilustración naturalista y por otro simbolista, que evoca el mundo de la fábula, del ensueño, que despierta la imaginación, el subconsciente. Las obras nos describen sensaciones fruto de las capacidades para metamorfosear la mirada de espectador que se deje llevar por el mundo que presenta el artista.

 Montemuzo es un palacio renacentista típico aragonés, en Zaragoza se conservan varios de esta tipología; un patio central al que dan los tres pisos, en la planta baja además de la sala de exposiciones, se encuentra el hol, un baño, al solía acudir cuando vendía lotería en la Plaza del Pilar, y una monumental escalera por la que se accede a la primera planta, en la ubican varias dependencias municipales: archivo, biblioteca, hemeroteca...

Que es mi barco mi tesoro,

Que es mi Dios la libertad,

Mi ley la fuerza y el viento,

Mi única patria la mar.

Allá muevan feroz guerra

Ciegos reyes

Por un palmo más de tierra;

Que yo tengo aquí por mío

Cuanto abarca el mar bravío

A quien nadie impuso leyes.

………………………………………

¡Sentenciado estoy a muerte!

Yo me río:

No me abandone la suerte,

Y al mismo que me condena,

Colgaré de alguna antena,

Quizá de su propio navío.

Y se caigo,

¿Qué es la vida?

Por pérdida

Ya la di

Cuando el yugo

Del esclavo,

Como un bravo,

Sacudí.
JOSE DE ESPRONCEDA




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