miércoles, 30 de septiembre de 2020

 Recogiendo almendras en Robres

Como todos los años cuando llega el otoño cogemos las almendras en los Mondellos, Robres


El vareo de las almendreras la realizo desde el suelo, a excepción de algunas comunes que están situadas en las márgenes del campo. Las comunes son en su mayoría árboles viejos, que tienen más de sesenta años, árboles que ya han visto pasar tres generaciones de nuestra familia, árboles cuyo rendimiento es bajo pero que hay que recolectar. En un día hemos cogido las almendreras comunes con Vicky.


La jornada en el campo empieza temprano, con la salida del sol, a media mañana paramos para almorzar que sirve también para descansar de la agotadora labor. La mayoría de los días el almuerzo consiste en una lata de sardinas en medio de pan con tomate y para beber Isa agua y yo vino en bota de pez, como han hecho tradicionalmente los agricultores.


En casa las almendras de pasan por la máquina escoscotadora, este año ha realizado esta labor el cuñado Cecilio, están desde mayo en Robres, con el tema del Covid están más aislados en el pueblo. Después de pasadas por la máquina hay que seleccionar las almendras que tienen pelarza con las limpias, a esta labor también os ha ayudado Asún, mi hermana.


Un poco de relajo para terminar la jornada, y que mejor que tumbarse encima de las almendras que tanto sudor nos ha costado llevar a casa... Viky ya se despide por este año del trabajo de coger almendras, esta preparando el tercer examen de la oposición que ya está próximo. Los días que quedan será Isabel la que me acompañe al campo.

¡Oh llama de amor viva

que tiernamente hieres

de mi alma en el más profundo centro!

Pues ya no eres esquiva

acaba ya si quieres,

¡rompe la tela de este dulce encuentro!

 

¡Oh cauterio suave!

¡Oh regalada llaga!

¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado

que a vida eterna sabe

y toda deuda paga!

Matando, muerte en vida has trocado.

 

¡Oh lámparas de fuego

en cuyos resplandores

las profundas cavernas del sentido,

que estaba oscuro y ciego,

con extraños primores

calor y luz dan junto a su querido!

 

¡Cuán manso y amoroso

recuerdas en mi seno

donde secretamente solo moras,

y en tu aspirar sabroso

de bien y gloria lleno,

cuán delicadamente me enamoras!


SAN JUAN DE LA CRUZ


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