De Donosti al Baztán
La semana pasada seguimos las vacaciones, esta vez fuimos de montaña al Valle del Baztán.En Pamplona, en vez de ir por la carretera más directa, el puerto de Belate, fuimos primero a San Sebastian... aparcamos el coche en el barrio Antiguo, en la plaza donde estuvimos de vacaciones, hace quince años, cerca de la Playa Ondarreta, después paseamos por la Concha hasta llegar el casco viejo, tapeo en la Mejillonera y el antiguo bar Carmelo, me decepciono la nueva imagen que ofrece y comer en la calle Usandizaga, junto al río Urumea, aqui aparcaba el coche cuando venía al festival de Jaz, con Angel o Miguel. Por la tarde Carmeny Viky se echaron un baño en la Concha.
Por la noche a dormir en la casa rural Herrigaina, en la localidad navarra de Etxalar, casa que regenta Maria Luisa, una simpática casera que se esforzaba por hacernos la estancia agradable... rodeada de prados, ovejas y árboles y con el pueblo como fondo, unos días de tranquilidad y buenos alimentos es lo que buscábamos, tras los agitados días de playa.
Dentro de las rutas marcadas, la primera discurrió por el valle de Leizarán, visitamos pequeños pueblos que conservan el encanto propio de esta zona: Leiza, que estaba en fiesta, Zubieta, de calles enlosadas, Ituren, con una bonita iglesia dedicada a San Martin de Tour y un molino, que no pudimos visitar y sobre todos nos gusto Lesaka, de espectaculares casas de nobles con sus escudos y varias torres palacio que no pudimos visitar por ser de particulares... Otro día estuvimos en Elizondo, la capital del Baztán, y que tanto Carmen como Viky querían conocer para ver de cerca los lugares que cita en sus libros Dolores Rendondo, incluso compramos un "txantxigorri" un pastelito que ponía el asesino en el pubis de sus victimas, bueno el pastelito resulto ser un farinoso de chicharrones.
Una visita imprescindible para conocer el Baztán es realizar una marcha por el Señorío de Bértiz... nosotros realizamos la corta, aún así con la visita al centro de interpretación y al jardín botánico se nos fue la mañana, pero mereció la pena puesto que nuestros silenciosos amigos los hayedos, castañares, robledales y helechos nos protegieron del fuerte sol que lucia el día.
El último día se nos frustraron los planes, ya que pensábamos llegar hasta Biarriz, en Francia, pero debido a la cantidad de tráfico que había sólo visitamos San Juan de Luz, aquí nos dimos vuelta para España.
Llego a Maleza: vana
agitación
Del cabello, trapeo
de camisas
Al aire cálido y
zumbón bien abiertas.
El taxi avanza por
las avenidas.
Desiertas de un
domingo de verano.
El empedrado
pertinaz, colores
Suaves y antiguos, altos
ventanales…
No me recuerdan nada.
Alguna foto
De revista ilustrada.
¿Estuve siempre
aquí? Calles
desconocidas, rostros
ajenos, una lengua
diferente
en los anuncios, Sólo
una vana
agitación. Ninguna
señal. Nada.
JOSE ANGEL CILLERUELO
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