lunes, 31 de julio de 2017

 Veridiana de Luis Buñuel por Ramón Masats.


En el Museo Pablo Serrano, bajo el título "Masats/Buñuel en Veridiana" se realiza una exposición fotográfica hasta el 3 de setiembre, y "Los Cafecicos" nos hemos ido a verla.


Ramón Masats fotografió el rodaje de Veridiana gracias a sus amigos Antonio y Carlos Saura. Cuenta que Buñuel lo miraba como un intruso, pero lo tolero y le dejó hacer, Masats cumplió con su trabajo: observar, pasar inadvertido, mirar y disparar... en la fotografía un Buñuel concentrado, absorto, ausente del resto del mundo, dentro de su trabajo. En su soledad creativa.



La primera vez que vimos Veridiana, con Ángel, Miguel y Val nos impactaron los personajes: los vagabundos, el leproso, y la parodia de la Última Cena cristiana, en la siguiente escena la niña quema la corona de espinas, era increíble, el Buñuel más anticlerical rodando en la España ultra católica y franquista. La película obtuvo la Palma de Oro en Cannes y fue prohibida en España.
 Conchita, hermana de Buñuelhabla del rodaje de Veridiana: “ Nos alojamos en el piso 17 del  único rascacielos de la capital, en Torre Madrid. Luis dormía en el suelo, con una sábana y una manta y todas las ventanas abiertas, frecuentemente  miraba por la ventana para admirar el paisaje: la montaña, la Casa de Campo y el Palacio Real. Recordaba sus años de estudiante y parecía feliz. Los vestidos de la película eran auténticos, para encontrarlos hubo de recorrer los suburbios y los arcos de los puentes. Durante su trabajo de estudio se levantaba a las cinco, y no volvía hasta doce horas más tarde, con el tiempo justo para cenar y echarse en el suelo para dormir.

La navaja rasgando el ojo es la imagen que todos recordamos de Buñuel, como él mismo afirma: se trata de cegar la mirada convencional para que surja la mirada asomada al interior, y esto es lo que promovía el surrealismo. Se trataba de producir en el espectador un choque traumático desde el comienzo del filme.
Los surrealistas creían que el hombre se había encerrado en una camisa de fuerza de lógica y racionalismo que mutilaba su libertad e inmovilizaba su indagación y que a través de los sueños y  por medio de la escritura automática la barrera entre consciente y subconsciente podía ser superada. El surrealismo nos invita a un viaje a nuestro interior.


Mientras escribo estás lineas me llega la triste noticia del fallecimiento de la actriz Jeanne Moreau, de quien Orsen Welles afirmo que era "la mejor artista del mundo". Jeanne Moreau trabajó bajo la dirección de Luis Buñuel en el film diario de una camarera, rodada en Francia en 1964.
Jeanne Moreau es la protagonista de películas inolvidables: La novia vestía de negro, ¡Viva María!, Nikita, el amante... mi favorita es Jules y Jim de Francois Truffaut.


Idealizabas una soledad
de música y lectura,
de paseos de invierno junto al mar.
Pero la soledad
es la lluvia que ensucia los cristales
de este tren de  los años.
La soledad es la palabra dura
del agrio malhumor de la familia.
Es la ley del azar, oscura, injusta.
Es no tener dinero. Es tener miedo.
Es el sexo, una extraña pasta falsa
que lleva hasta el más cruel de los espejos.
 Es no tener excusa por lo vivido
ni esperanza en lo que no vivirás.
JOAN MARGARIT




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