jueves, 4 de octubre de 2018

Floja la cosecha de almendras


Esta semana he terminado de coger almendras, este año ha sido bastante flojo en producción, ni la mitad que el año pasado.


Este año comenzamos la recogida el día quince de setiembre, unos días más tarde que otros años, como quiera que el catorce tuvimos cena familiar de los Gros, no madrugamos mucho... A las diez de la mañana ya estábamos con Isabel en el campo, hasta las dos aguantamos a pleno sol.


El excesivo calor ha hecho que a estas alturas del año sigan viviendo todos los insectos del verano, por culpa de los picotazos de avispas se me ha hinchado las dos manos y hasta el brazo, en fin que me he tenido que poner pomada anti inflamatoria, es decir a la escasa producción de almendras se ha unido que he estado medio lesionado. Para compensar esta escasez la almendra es inusualmente grande teniendo en cuenta que estamos en un campo de secano, se nota la lluvia que cayó con abundancia en los pasados meses.


El momento más placentero de la dura jornada laboral en el campo ha sido la hora del almuerzo, este año como novedad es que teníamos dos turnos, el primero hasta las diez y  media con Viky, a esa hora iba para casa, nos comíamos huevos fritos con longaniza y para las once venía Isabel al campo hasta las dos de la tarde, hora que ya picaba la calor, por la tarde pasaba las almendras recogidas por la máquina y el fin de semana, con la ayuda de Carmen, Asún mi hermana y el cuñado Cecilio, así es que se al terminar las almendras estaban ya limpias... poco a poco Viky le va cogiendo el tranquillo a la bota de vino.


En el campo además de los insectos que pican: mosquitos, avispas y abejas principalmente, también te encuentras con sorpresas, como éste nido de ave, son diversas las que puedes ver mientras trabajas, desde halcones, en Robres los llamamos esparveles, hasta picarazas, perdices, a estas se les ve poco pero en cambio se oye su canto, también se oye el repiqueo de las campanillas de las ovejas y el rebuzno de los burros que acompañan al pastor, se ha puesto de moda el "pastor eléctrico", que es un vallado electrificado dentro del que se deja el rebaño y esto permite apajentar en cualquier parte del monte.


Pues he nacido aquí
Y aquí afirmé los muros de mi casa,
Después de ver tú sombra pisando las glorietas,
Después de ver un río sobre un millón de ahogados,
Tu casa es más tu casa, más huerto el huerto
Donde corre el agua, menuda y laboriosa
Donde la luz se hacina y deja sobre el suelo
La sed que no has tenido, el sol de lo que importa.
MANUEL MOYA





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