Marcheta por el andador Mario Gaviria

Durante quince días no he podido caminar por culpa de una tendinitis, para curarla he tomado anti inflamatorios y he llevado un fuerte vendaje en el pie, ¡Por fin salgo andar! 

Salimos de casa a las nueve de la mañana y llegamos hasta el Ebro, junto a Helios, aquí empezamos andar en dirección al puente de Piedra, junto al camino nos encontramos con chopos, alamos ya la altura del Pilar un panel explicativo que hace alusión a Mario Gaviria, ecologista zaragozano fallecido en 2018 al que se ha dedicado éste andador a petición de las organizaciones ecologistas aragonesas: Ansar, Ecodes, Ecologistas en Acción...

Seguimos andando y pasamos el puente de Piedra, paramos en el pozo de San Lázaro, lugar de Zaragoza que acumula el mayor número de leyendas urbanas. El bus que cayó al Ebero, en el año 1971 fui testigo, era recién llegado a Zaragoza. El autobús que venía de Barcelona quedo de medio lado en la plataforma del puente, fallecieron 10 de los 52 ocupantes. Recuerdo que los vecinos del Arrabal estuvimos yendo varios días a ver la carcasa, y cuando lo intentaron subir se rompió la sirga de la grúa y el pozo se trago al autobus.

Tras pasar los puentes de Hierro y la Unión o de las Fuentes, llegamos al embarcadero de Vadorrey, aquí encontramos al Centro Náutico Vadorrey, que junto con las federaciones aragonesas de Remo y Piragüismo realizan cursos... Aquí me empieza a picar el pie y nos sentamos en la ladera junto al club, para ser primero de agosto hay bastante gente haciendo deporte. 

Llevábamos una hora andando cuando llegamos a la pasarela del azud que comunica los barrios de Vadorrey con las Fuentes. Desde arriba las vistas del Ebro son magnificas. Pasamos a la margen derecha del río, Carmen sigue andando hasta casa, a mi me duele el pie y cojo la bicicleta, en cada puente hay una parada... De vuelta a casa primero paso por la desembocadura del Huerva, después por los puentes de La Unión, Hierro, Piedra y en el de Santiago paso el Ebro, hay que volver a casa, empieza apretar el calor.

Una mirada es siempre una aventura,

Un posible viaje a otro lugar,

Tal vez extraterrestre, similar

A un vuelo por el cosmos, con la oscura

Presencia del regreso. Esa locura

Que a veces nos impide regresar,

Por ignorar la meta al caminar,

Y que suele acabar en desventura.

Y te miro a los ojos con el miedo

De caer en el fondo de tu abismo

Y en la desdicha de mi propio enredo.

ALONSO CORDEL