De mi casa a la Fuente de la Junquera
La semana pasada fuimos en bici con Blas hasta la Fuente de la Junquera.
A las seis quedamos en la fuente de Neptuno o de la Princesa, en el Parque Grande, José Antonio Labordeta. El recorrido era corto, no llegaba a media hora, así que los alargamos hasta la vecina localidad de Cuarte de Huerva, esta ampliación de la ruta unido a lo calurosa que estaba tarde hizo que nos pegásemos una buena sudada.
Llegamos por el paseo central hasta el paseo por los plataneros y doblamos en la entrada del Rincón de Goya, hasta la terraza de las Ocas. Aquí empieza una cuesta que nos lleva hasta la orilla del Canal Imperial, siguiendo por el Paseo Colón, pasamos por el colegio Marianista con sus extensos terrenos deportivos. Me llama la atención la iglesia de éste colegio, me recuerda a la capilla de Notre Dame de Haut de Le Corbusier.
Tras pasar el canal en el puente llegamos al cruce, por un lado se puede seguir el canal en la margen derecha que nos lleva al barrio de Casablanca, por el otro lado aparece la empinada cuesta que sube hasta el Parque de Atracciones y en medio el camino que llega hasta la Fuente de la Junquera. Mi bicicleta BH en realidad es propiedad de Vicky, me "la presta gustosamente", tan apenas a usa desde que termino en la universidad, ahora coge la BICI del ayuntamiento, de la que es socia.
Por fin llegamos a la Fuente de la Junquera, la parada la realizamos en el restaurante, al que he venido a comer en alguna ocasión. Me llama la atención el bus número 58 que esta parado, en el cartel leo: Fuente de la Junquera - Tranvía, lo comento en casa y me explican las chicas que este bus tiene el trayecto desde la Fuente de la Junquera y la última parada del tranvía en el barrio de Valdespartera y que realiza el recorrido de forma circular.
Como el trayecto nos parece corto lo alargamos llegando hasta Cuarte de Huerva por la carretera general Zaragoza Valencia. A la vuelta paramos en una terraza del Parque Labordeta a tomar la merecida cerveza para refrescar el gaznate y preparar la próxima etapa ciclista.
Despedida de un paisaje
No le reprocho a la primavera
que llegue de nuevo.
No me quejo de que cumpla
como todos los años
con sus obligaciones
Comprendo que mi tristeza
no frenará la hierba.
Si los tallos vacilan
será sólo por el viento.
No me causa dolor
que los sotos de alisos
recuperen su murmullo.
Me doy por enterada
de que, como si vivieras,
la orilla de cierto lago
es tan bella como era.
No le guardo rencor
a la vista por la vista
de una bahía deslumbrante.
Puedo incluso imaginarme
que otros, no nosotros,
estén sentados ahora mismo
sobre el abedul derribado.
Respeto su derecho
a reír, a susurrar
y a quedarse felices en silencio.
Supongo incluso
que los une el amor
y que él la abraza a ella
con brazos llenos de vida.
Algo nuevo, como un trino,
comienza a gorgotear entre los juncos.
Sinceramente les deseo
que lo escuchen.
No exijo ningún cambio
de las olas a la orilla,
ligeras o perezosas,
pero nunca obedientes.
Nada le pido
a las aguas junto al bosque,
a veces esmeralda,
a veces zafiro,
a veces negras.
Una cosa no acepto.
Volver a ese lugar.
Renuncio al privilegio
de la presencia.
Wislawa Szymborska