Días festivos y de luto en Robres
Coincidiendo con las fiestas de la Inmaculada y la Constitución hemos pasado estos días en Robres.
En el Plegadero han puesto el árbol de navidad, este año con menos colorines, el plástico transparente deja ver la silueta de la fuente. En las calles los adornos de siempre, se agradece que no se haya competido con el lujo navideño de otros pueblos. Detrás del árbol a la izquierda la casa de Ernesto, a la derecha casa de las Marquesitas y en medio calle de San Blas.
Panadería Serrano echa el cierre, el fallecimiento de Andrés, el panadero ha sido la causa. Con Carmen hemos visitado a Nati, su madre, queríamos darle ánimos, pero como ¡animar a una madre que ha perdido a su hijo!. Cuando llegábamos a Robres era mi primera parada antes de llegar a casa, a comprar pan y farinosos de Robres... Ciencuenta y nueve años tenia Andrés y un cáncer se lo ha llevado. En la fotografía delante de la panadería se ve la parte trasera de la furgoneta con la que llevaba el pan a los cercanos pueblos de Senés y Torralba. ¡Andrés que la tierra te sea leve!
En casa además de los árboles del corral también he podado el jardín: palmera, peral y roseras, por cierto que en una todavía salen rosas, será por el cambio climático.
Estos días hemos recibido la visita de los amigos Pili y José Antonio, al que acompañaban José Ramón con esposa y una amiga. José Ramón es un ex seminarista al que no veía desde hace mas de cincuenta años, formaba parte de la numerosa colonia de chicos de Albalatillo que fueron a estudiar al Seminario de Huesca. ¡inmensa alegría encontrarnos con amistades de la juventud! Nos despedimos con la promesa de volvernos a juntarnos este verano.
Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.
Los bueyes doblan la frente,
impotentemente mansa,
delante de los castigos;
los leones la levantan
y al mismo tiempo castigan
con su clamorosa zarpa.
No soy de un pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones,
desfiladeros de áqguilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes
en lo páramos de España.
¿Quién habló de echar un yugo
sobre el cuello de esa raza?
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionera en una jaula?
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MIGUEL HERNANDEZ