La puebla de Hijar y Samper de Calanda

En mi estancia en Hijar y cuando me lo permitía el horario lectivo he aprovechado para hacer turismo por las localidades próximas de Samper de Calanda y la Pueblo de Hijar.

Samper de Calanda fue la primera localidad que visite, llegue con el coche hasta la ermita de Santa Quiteria, patrona del pueblo, en estas fechas se estaban celebrando las fiestas patronales`, desde aquí realice una bonita fotografía del pueblo en la que destaca la iglesia... Después me acerque hasta el templo y gracias a Néstor, el párroco de la localidad, pude visitar el interior, impresionan las altas columnas que recuerdan las esbeltas catedrales góticas.

Siguiendo el recorrido por las calles del pueblo me sorprendió las queserías, hasta tres existen en Samper. Por recomendación de Mari Carmen, la bedel del cole compré un queso en "Quesos Sardón"  un queso curado de oveja, de fuerte sabor, como nos gusta en casa.

 Otro día me acerque hasta la puebla de Hijar, a la entrada destaca la plaza del Chariff, con la larga fuente abrevadero, aquí aparco el coche y callejeo hasta llegar a la plaza del Ayuntamiento.

La plaza la he visto en televisión al "romper la hora" el día de Jueves Santo, aquí se ponen todas las gentes del lugar aporrear tambores y bombos... tras tomarme un café paso por una calle estrecha hasta la iglesia, que esta cerrada, desde el exterior me llama la atención que es más alta la cúpula del crucero que la torre, a la que le han puesto un tejado de metal. Después me acerco hasta el barrio de la estación, donde me encuentro con una bonita estación de ferrocarril.

LAS CAMPANAS

Yo las amo, yo las oigo,

cual oigo el rumor del viento,

el murmurar de la fuente

o el balido del cordero.

Como los pájaros, ellas,

tan pronto asoma en los cielos

el primer rayo del alba,

le saludan con sus ecos.

Y en sus notas, que van prolongándose

por los llanos y los cerros,

hay algo de candoroso,

de apacible y de halagüeño.

Si por siempre enmudecieran,

,¡Que tristeza en el aire y en el cielo!

!Qué silencio en las iglesias!

¡Que extrañeza entre los muertos!

ROSALÍA DE CASTRO