En la plaza de San Bruno

Los domingos por la mañana en la plaza de San Bruno de Zaragoza se celebra un rastro de anticuarios.

Con la fachada de La Seo, esta mañana he estado en la plaza de San Bruno que por culpa del Covid, no para de extenderse, los puestos se han reducido un cincuenta por ciento, así es que la plaza se ve un poco desangelada...Mezclados entre piezas curiosas y exóticas encontramos libros descatalogados, son los objetos que suelo comprar.

Hace tres semanas estuve con el amigo Toñin visitando la tienda Antigüedades Naharro, el causante de que se celebre en esta plaza el mercadillo. La tiende lleva abierta más de cincuenta años, el propietario, viejo conocido de Toñin nos enseño los valiosos objetos que se guardan en el local, especialmente me gustaron la extensa colección de relojes que tiene la tienda. Junto a Naharro, Antigüedades San Bruno, en la calle Arcedianos es la otra tienda de antigüedades aún abiertas. 

Desde casa tengo diez minutos en bicicleta, anclo la bici en la parada cerca del Puente de Piedra y accedo a la plaza, pasando bajo de un arco, en cuya base superior se encuentra un reloj. A un lado la pared del palacio Arzobispal y al otro las calles Sepulcro y Arcedianos. La plaza de San Bruno es uno de los rincones de la ciudad en que hay espacio para encontrarse con gente conocida de la ciudad. 

Junto a la Catedral de La Seo se encuentra el Arco del  Dean, edificio medieval del que se cuentan múltiples leyendas, la espectacular ventana es una de las joyas arquitectónicas que tenemos en la ciudad de Zaragoza. Junto al Arco se encuentra el local de la Estrella de la Mañana, recientemente cerrado y que los domingos por la mañana iba a tomar el vermut al bar que la ONG tiene abierto para recaudar dinero con el fin de destinarlo al orfanato que tiene en la India.

Además bajo al Arco se suele poner a cantar "Chenchu Dean", un cantoautor callejero zaragozano de apreciable voz.

En estos días de confinamiento es una buena opción acercarse a la plaza de San Bruno para admirar las obras arquitectónicas que forman la plaza y pararse a descubrir entre objetos antiguos alguna pequeña obra de arte.