Camino a los galachos de Juslibol
La mañana del jueves once, acompañados de Pilar y Emilio andamos hasta los galachos de Juslibol.
Desde nuestra casa en el Actur, nos costo hora y media de llegar, como seguimos confinados perimetralmente Zaragoza capital, desde octubre, los paseos a los alrededores de la ciudad es nuestra forma de "viajar". En el camino al barrio de Juslibol nos encontramos con dos bonitos ejemplares de caballos de pelo royo y larga cola negra. Al fondo se aprecian las primeras casas del barrio y en el horizonte se vislumbran las antenas de telefonía se expanden por todo el monte.
Atravesado el núcleo urbano, estrechas calles con una acera muy pequeña, seguimos por el cauce por el río Ebro, la espectacular pared blanca de piedra caliza, en cuya cima se aprecian antenas que cubre todo el monte de barrio. En las limpias aguas del río se refleja la blanca roca caliza. en la orilla del río se mezclan las tamarices con el carrizal y los chopos.
Por fin llegamos a los galachos, lagos producidos por el antiguo cauce del río Ebro. Debido a las fuertes lluvias de los últimos días los galachos estaban a rebosar de agua. Pilar y Carmen disfrutan del magnifico día que nos salió mientras charlan de sus cosas. Mientras Emilio y yo nos dedicamos a observar las aves que habitan en estos parajes: fochas, porrones y algunas marinas que se adentran hasta esta zona como son las gaviotas y los cormoranes. Nos llaman la atención los ánades formando parejas en espera de la primavera para procrear.
De la gran cantidad de fotografías que tiramos la que más me gustó fue del árbol, a contra luz. En el reflejo del agua las ramas del árbol parecen raíces que se adentran en el agua. De vuelta nos llama la atención la gran cantidad de grullas que surcan el cielo y que vuelven al norte de Europa, barruntan que se han terminado los hielos. De vuelta nos encontramos con varias personas mayores que llevaban bolsas con comida, una buena decisión comer en estos parajes. ¡que bonita es la naturaleza!.
Nunca es tarde para empezar
Para quemar los barcos
para que alguien te diga
-Yo sólo puedo estar contigo o contra mi.
Nunca es tarde para cortar la cuerda,
para volver a echar las campanas al vuelo
para beber de ese agua que no ibas a beber
Nunca es tarde para romper con todo
para dejar de ser un hombre que no pueda
permitirse un pasado
Y además
es tan fácil
Llega María, acaba el invierno, sale el sol,
la nieve llora lágrimas de gigante vencido
y de pronto la puerta no es un error del muro
y la calma no es cal viva en el alma
y mis llaves no cierran y abren prisión
Es así, tan sencillo de explicar -Ya no es tarde
y si antes estibia para poder vivir
ahora
quiero vivir
para contarlo.
BENJAMIN PRADO
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