Hoguera en la calle Huesca de Robres
En Robres el día 19 de enero se encienden hogueras, una en cada calle.
A las ocho de la tarde habíamos quedado los vecinos para realizar el encendido. Había empezado a llover a las seis y la leña estaba mojada... Mientras Blas mira el cielo y Carmen viene de casa Pedro, Asún y Rosario se resguardan bajo el paraguas mientras Eduardo echa gasolina para encender. Detrás las casas de Tía Regina y Silvia alumbradas por el foco de una farola, por cierto que nuestra calle se conoce con el apodo del "barrio de la farola.
Pasado un rato el fuego gana altura, entre las llamas se aprecia la composición de la leña: cabezal de cama, ramas secas de árboles, aros de puerta falsa,, algún madero viejo, detrás a la izquierda se aprecian unas siluetas, son los niños que para iniciarlos encendieron su propia hoguera... todos los vecinos aportamos leña a la hoguera. Abajo en el pueblo nos llegaron noticias de que ante la lluvia la mayoría de los vecinos habían pospuesto el encendido de las hogueras hasta el sábado.
Mientras mi prima Pilarín se me apretujaba para pasar mejor el frío, Aris el perro de Eduardo es quien mejor se lo pasaba en la hoguera, persiguiendo las purnas que soltaba la chera, más atrás María con sus hijos Daniel y Rocío se calentaban al mor del fuego. Este año debido a la lluvia han sido menos los vecinos que han acudido a "la llamada del fuego".
A las diez en casa de Pilarin y José Antonio empezamos a cenar, el menú típico de hoguera: patatas asadas, este año hechas en el micro hondas, chorizo, longaniza, panceta ¡¡ viva el colesterol !!, todo maridado con vino tinto para los mayores y coca cola para los niños y de postre bizcocho, rosquillas y tarta, todo casero realizado por las vecinas... Para finalizar la foto de familia: a la izquierda Eduardo, Rosario, Geromo, Cecilio, Pedro, José Antonio, Edu, Marcos, Rocio, Carmen, Sergio, Asún, Pilarin; Kola, niño Ucraniano que está pasando unos días en casa de María y Sergio, Blas junto a mi y Daniel, falta María que fue la fotógrafa.
A las once se fueron los niños que el vierne 20 fue día de escuela, los mayores nos quedamos tomando cafés y copas hasta la una.
Con Marfia en la estacada
entraste tan desguarnido
que su escudo, aunque hendido
no pudo rajar tu espada.
¡Qué mucho, si levantada
no se vio en trance crudo
ni vuestra vergüenza pudo
cuatro lágrimas llorar
si quiera para dejar
de orín tomando el escudo
GONZALO TORRENTE BALLASTER
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