El retrato del siglo XIX

Esta semana hemos estado en el CaixaForum de Zaragoza, con el grupo Brujas (de whastsapp) la exposición el retrato en el siglo XIX

La exposición son ciento cincuenta obras cedidas temporalmente por el Museo del Prado. Si dejamos aparte las obras de los aragoneses Francisco de Goya y Francisco Pradilla, que ya había visto anteriormente. De las obras que desconocía, las cuatro que más me han llamado la atención han sido el retrato de María de Figueroa vestida de Menina, de Joaquín Sorolla. La niña aparece vestida como la Infanta doña Margarita de Austria. A ambos lados del cuadro Carmen y Víctor posan de manera solemne como corresponde al personaje.

Otra obra que me ha llamado la atención es el cuadro de Carlota Rosales, pintora a la que no conocía, en esta obra vemos representada a su madre Maximina Martínez de rigoroso negro, hacía veinte años que había enviudado. Carlota Rosales es hija del famoso pintor romántico Eduardo Rosales. En la pintura podemos observar el aire intimista y melancólica de la madre. ¡Es la única artista femenina de toda la exposición! y con una sola obra.

Las obras escultóricas me han parecido lo más sobresaliente de la exposición, aquí con Carmen Ángel estoy delante de la obra del aragonés Ponciano Ponzano Este desconocido artista que realizo en bronce los dos leones para la puerta de las Cortés en Madrid, presenta aquí la talla de Martín de los Heros militar que llego a ministro del interior en el trienio liberal, más tarde tuvo que exiliarse. Al decir de los entendidos la obra de Ponciano Ponzano es de estilo neo clásico.

Para finalizar la exposición nuestras tres "brujitas" Pilar y las Carmenes posaron delante de la cabeza de Goya de Benlliure Una reproducción de esta escultura en bronce es la que usa la Academia del Cine para la entrega de sus premios. Han sido dos horas disfrutando de estupendas obras de los principales artistas del siglo XIX español que son  propiedad del Museo del Prado, me parece magnifico la colaboración entre estas dos instituciones.

Para finalizar la velada cultural, también con Emilio, que no ha salido en las fotos, al café Levante a tomar un chocolate con churros, la tarde estaba fresquita y apetecía echar al cuerpo algo caliente.