Celebración sin chera en Robres
Todos los años el 19 de enero se encienden hogueras en Robres, una por calle, este año por culpa de la borrasca "Juan" no ha sido posible.
Sin hoguera y con ganas de pasar un buen rato los vecinos de la calle Huesca hemos cenado en la bodega de Pedro Antonio: Javier, Blas a mi lado izquierdo, a la derecha los jóvenes Edu y Marco, presidiendo la mesa Mary, la persona de mayor edad de la reunión, a su lado la prima Pilarin y Mari Camen. Al otro lado Miguel, Eduardo, Pedro Antonio. En la otra mesa los niños: Cola, niño ucraniano pasando unos días en casa de María y Sergio, detrás de él, Daniel y Antony, solo se le ve la coronilla, faltan en la imagen Maura y la fotógrafa Alejandra.
En la fotografía Pilarin, mi prima, que se encargo de la compra y dirigir la cena, Blas, pinche primero y Pedro Antonio, dueño del local y fogonero, se encargo de tener todo apunto, incluido el fuego, por cierto nos comento que la bodega la construyó el solo con sus manos. Aquí nos explica como llevó a cabo la obra, desde el suelo hasta el techo, desde la barra de bar hasta el hogar. ¡En su vida laboral Pedro Antonio no ha trabajado de albañil!
El menú de la cena a base de brasa: papada, panceta, Chorizo, longaniza y patatas asadas, envueltas en papel albal, tres para cada uno; además ensalada de primero y tarta de postre, hecha por Pilarin y todo regado por vinos de Robres que han sacado los que tienen bodega. Como en la calle seguía la lluvia aguantamos la sobremesa recordando a los vecinos ausentes: Silvia, está enfriada, José Antonio, convaleciente, Asún, mi hermana y Cecilio por el fallecimiento de su hermano hacia dos días. Rosario que está cuidando a Jeromo, que lo tenemos débil, Ramón y Magis por el fallecimiento de Elvira.
La tía Alvira falleció la semana pasada, hija de Ismael y Francisca, hermana de mi abuelo Cayetano. Durante muchos años tuvo vacas y vendía leche a los vecinos, recuerdo ir con mi lechera a su casa y la tía Rosario, su suegra nos la llenaba. Hace unos años falleció Ramón, el marido de Elvira y se quitaron las vacas. En el lugar de la cuadra construyeron una nueva casa, hoy están las dos juntas la vieja, la de toda la vida y la nueva que da la puerta al camino del cementerio.
Otra vecina que nos deja, otra casa que se cierra, con ella se va parte de nuestras vidas, la mía relacionada con mi infancia en Robres.
Señor, el viejo tronco se desgaja,
el recio amor nacido poco a poco
se rompe. El corazón, el pobre loco,
está llorando a solas, en voz baja,
del viejo tronco haciendo pobre caja
mortal. Señor, la encina en huesos toco
deshecha entre mis manos, y Te invoco
en la santa vejez que resquebraja.
su noble fuerza. Cada rama, en nudo,
era hermandad de savia y toda juntas
deban sombras feliz, orillas buenas.
Señor, el hacha llama al tronco mudo,
golpe a golpe, y se llena de preguntas
el corazón del hombre donde suenas.
LEOPOLDO PANERO
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