Un día en Magallón
Esta semana, invitados por Mamen y Julio, los voluntarios de Casa Amparo hemos pasado un día en el pueblo de Magallón.
A las diez de la mañana ya estábamos tomando café en el bar Avenida en la plaza de la Constitución. La mañana estaba fresca y ventosa. Después del café una fotografía en el monumento a la "Pulida Magallonera", la jota que se ha convertido en símbolo del pueblo.
Pulida magallonera,
La siguiente visita, después de subir una empinada escalinata fue a la iglesia de San Lorenzo, patrón del pueblo, las paredes de ladrillo rojo, nos recuerda la construcciones mudéjares, me llama la atención los grandes sillares de la torre, creo que en este lugar existió un castillo roquedo. Mamen nos comenta que las misas de diario se celebran en otra iglesia en la parte baja del pueblo, a las personas mayores se les hace difícil la subida.
En la bajada Juan realiza un selfi, detrás en las escaleras Carmen, Mamen y el resto de voluntarios: Julio, Fernando, Alfonso y yo, faltan Estanis y Luis que esta vez no ha podido venir. En la parte baja del pueblo visitamos las ruinas de la iglesia Santa María de Huerta, solo queda el ábside de siete lados y dos torreones, se está reconstruyendo para auditorio, cerca de aquí el edificio del antiguo ayuntamiento reconvertido en museo etnológico. A la una el vermut en el bar Chicote y después la comida en casa de Mamen y Julio, judías blancas guisadas por Mamen, con todos el acompañamiento: chorizo, morcilla, panceta... y regadas con buen vino.
Para rebajar la comida un paseo por la Huecha, junto a la ribera del rio Huecha se ha construido un parque por el que dimos una vuelta para bajar la comida antes de coger los coches de vuelta a Zaragoza. En el paseo las hojas de los árboles en otoño dejan bonitos colores, la fotografía de Mamen y Carmen recuerda un cuadro impresionista.
Antes de despedirme de Magallón recuerdo la historia de la Virgen de Magallón que esta en Leciñena y a la que hacemos romería desde Robres. "Al parecer la virgen se apareció a un pastor en Magallón y la gente del pueblo no le creyó, así es que se fue al monte de Leciñena" Pregunte a Julio y no sabía nada de esta historia.
HUELVA
Hay sitios
en las afueras de esta ciudad
que jamás verá en un folleto turístico.
Paisaje de escombro
donde hierve, estancada,
el agua de los colectores de las petroquímicas
y se deslíe hasta el mar
el rojo venero de las montañas de fosfoyesos.
Tosen las chimeneas toneladas de gases tóxicos
y cae polvo gris sobre la piel del mundo
levantada, día tras día ,
con más saña que el padrastro de un niño.
También estallan es esta hora
un millón de motores
que vuelven a casa,
signos de normalidad
que no impiden que las enfermedades pulmonares
arrasen con los viejos,
dejen tocados a los recién nacidos
o empañen de hollín mis una pulmones, mis gafas
y se pone el sol
no sin una incierta belleza
que hace aún más hiriente
toda esta ruina
que paga
periódicos, políticos, libros de poesia
y hasta la restauración de todos los santos
y santuarios de esta ciudad
antes de llevarse por delante
a los que acuden a las procesiones.
Espacios de desolación
en otra mayor desolación
por la que va cayendo, lentamente, la tarde.
ANTONIO ORIHUELA
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