lunes, 27 de junio de 2022

 En la Cartuja de las Fuentes en Monegros

Ayer domingo estuvimos visitando la Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes en los Monegros



A las once de la mañana ya estábamos en la puerta del recinto; nos recibió un amable guía de Alcubierre. El sol monegrino lucía en su esplendor, la entrada estaba restaurada y la explanada limpia, la anterior vez que la visitamos, antes de 2015 que la adquirió la Diputación de Huesca esta esplanada estaba cubierta de fiemo del ganado que se encerraba dentro del recinto 
¡Hemos mejorado en la conservación del patrimonio!


Dentro del recinto pasamos a la iglesia, decorada en las paredes y el techo con cuadros de fray Manuel Bayeu y Subías, cuñado de Francisco de Goya. Manuel Bayeu en los más de treinta años que estuvo en la Cartuja se dedico a decorar los muros, las bóvedas y los techos. En el altar se aprecian las tallas del escultor Carlos Salas, colaborador habitual de arquitecto Ventura Rodríguez con quien colaboró en las esculturas de la Santa Capilla del Pilar de Zaragoza. A la visita a la Cartuja de Monegros nos acompañó Ángela, nuestra sobrina nieta, que está pasando unos días con Asún en Robres.


El guía nos fue relatando las distintas etapas históricas que afectaron al monasterio desde su fundación: Guerra de la Independencia, desamortización, Guerra Civil, primero lo ocuparon las tropas republicanas y después las franquistas, y los últimos propietarios la Familia Bastarás de Lanaja. De todos los propietarios quien más huella y peor le fue a la Cartuja fue cuando cayó en manos de Francisco Romeo Martínez de Bengoa que tuvo la "feliz idea" de transfórmarlo en balneario, y así en cada celda celda de los cartujos instalo una bañera y abrió una ventana, así que además de dañar el mosaico del suelo descuartizo obras que Manuel Bayeu había realizado. 



Dos horas duró la interesante visita a las numerosas dependencias del recinto, a través de las explicaciones y el recorrido por las celdas, el claustro, el cementerio, el patio y la iglesia nos enteramos de la dura vida que llevaban los austeros monjes cartujos, me llamo la atención el comentario del guía sobre el lego Manuel Bayeu que no llegó a ser monje para poder seguir pintando, porque a los cartujos "no se les permitía sudar en el trabajo" tenían que estar todo el día en meditación y rezando.
Para finalizar la visita el guía nos echo una fotografía del grupo.... Nosotros, los cuatro primeros de la izquierda terminamos la mañana tomando un vermut en Lanaja, pueblo al que de joven fui muchas veces para las fiestas y que hace años que no paraba.
 











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