Una mañana en el Acuario de Zaragoza

Ayer estuvimos en el Acuario de Zaragoza, el mayor de agua dulce del mundo, situado en el Recinto Expo y que se inauguro en la Exposición Internacional del 2008 dedicada al agua.

El Acuario tiene la particularidad que esta dedicado al agua dulce, es decir al agua de los ríos, y se fija en cinco, uno por continente. Empieza el recorrido por África con el Nilo. Aquí tenemos dos grandes cocodrilos, seguramente antes de realizar la Presa de Assuam llegaban hasta el Cairo, ya sabemos que las presas impiden que el eco sistema se desarrolle.

El  segundo río, en América es el Amazonas, de la gran variedad de especies de este río me ha llamado la atención la iguana, de gran tamaño. En ese espacio se encuentras las últimas novedades: caballitos de rio, rayas muy venenosas, pirañas... 

 El tercer espacio está dedicado al rio Mekong de Asía, impresionante la anaconda, de cinco metros y más de 40 kilos, bien se vale que estaba dormida. Se aprecia la cabeza junto a la cola... recuerdo cuando leí El Principito que en el primer capitulo decía "Las serpientes boas tragan sus presas enteras, sin masticarlas. Luego no pueden moverse y duermen durante los seis meses de digestión".

Los dos últimos ríos están dedicados al Murray Darling, australiano, según el cartel explicativo es como nuestro Guadiana, aparece y desaparece y por último nuestro Ebro, de este conocemos las distintas especies: barbos, carpas, cangrejos, tortugas... especies que conocemos y que nos son familiares.

Para terminar la agradable mañana tomamos un vino en la terraza del Acuario mientras comentamos las maravillas que la naturaleza nos brinda, tan solo hay saber observar lo que tenemos delante de nosotros.

 Detrás de Vicky se aprecia el pabellón de España, y al fondo a la izquierda los pabellones dedicados a las autonomías y en la actualidad reconvertidos en juzgados para la ciudad de la Justicia. Es le legado de la Exposición Internacional de 2008 en Zaragoza

Trenzar y destrenzar

 Las hebras de tu vida,

cada emoción

y cada pensamiento

en este viaje

sin regreso.

No depongas 

tan pronto

tu coraje,

que todo

vuelve a empezar

cada mañana.

No desesperes,

porque el sol

al fín

siempre aparece

    FEDERICO MAYOR ZARAGOZA