Zuloaga y Goya, la fuerza del carácter
En la Lonja, esta semana hemos visitado con Carmen, que sigue su proceso de recuperación, la exposición Zuloaga, Goya y Aragón: la fuerza del carácter. Se trata de un dialogo imaginario entres los dos pintores.
El cuadro del cartel anunciador de la exposición vemos a Rosita Gutiérrez con abanico, y al fondo la imagen de un caserío castellano. Zuloaga fue un admirador de la obra de Goya, en la pintura de Zuloaga se aprecia la influencia del pintor aragonés. En la exposición junto a los cuadros de Zuloaga cuelga pequeña fotografía del cuadro de Goya en la que Zuloaga se inspiró.
Me ha llamado la atención el autorretrato de Ignacio Zuloaga, con boina, le da su figura un carácter rural, el pintor siempre llevó a gala ser del pueblo de Eibar, localidad vasca famosa por las fábricas de armas: en varias vitrinas se exponen distintas armas de fuego; escopetas y pistolas y dagas. El pintor también fue coleccionista, en la exposición se recogen parte de sus colecciones.
Vallé Inclán, sentado en un sillón es otra de las pinturas que más me ha gustado. Zuloaga como Goya tuvo clientes adinerados, desde la aristocracia: la Duquesa de Alba, la Marquesa de Anchorena, a personajes del espectáculo, Goya pintó la Tirana, incluso intelectuales. En 1900, tras el desastre del 98 eran los regeneracionistas en 1800 con Goya pintó a ilustrados .Ambos pintaron a la gente más humilde como son las viejas, la celestina... Zuloaga se sumergió en el universo goyesco
La victima de la fiesta es el cuadro más interesante y al que la dedicado un espacio apartado, con audiovisuales de los caprichos de Goya. El caballo ensangrentado soporta al picador cabizbajo. Es un símbolo de la España del 98, es un Don Quijote derrotado que va caminando por los campos de España. Por esta obra la prensa se Madrid consideró a Zuloaga un anti patriota, cien años después seguimos en lo mismo, la prensa de Madrid sigue repartiendo carnet de patriotismo.
Porque busco una imagen y no un libro
Aquellos que en lo escrito son más sabios
nada tiene sino el ciego, aturdido en corazón.
Yo llamo al misterioso ser aún
caminara en la arena húmeda del arroyo
tan parecido a mi, siendo en verdad mi doble,
y vendrá a ser todo aquello imaginable
lo menos parecido, siendo en verdad antítesis
y allí, parado ante estos signos, mostrará
todo lo que he buscado, y lo susurrara como
con miedo a que los pájaros, alzando
sus gritos momentáneos con el alba,
lo lleven por el aire a los blasfemos.
W.B. YEATS
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