Rafael Canogar visita a Pablo Serrano
Esta semana he estado en el museo Pablo Serrano de Zaragoza para ver la exposición de Rafael Canogar.
Canogar es un artista abstracto, movimiento nacido en 1917 coincidiendo con la Revolución Rusa. En España tuvo su máximo impulso con el movimiento informalista del que Canogar fue uno de los máximos exponentes. Para Rafael Canogar el informalismo es la expresión de libertad, de lo irrepetible, de lo único, realizado con una caligrafía única y espontanea, para nuestro pintor fue algo sustancial, autoafirmación y autorrealización, además de ruptura con los estilos del momento.
La exposición propone un diálogo entre el escultor Pablo Serrano y el pintor Rafael Canogar, se centra en la producción entre 1957 y 1963, período en el que comparten intereses y de estrecha relación personal en torno a la creación. Frente a la pintura de Canogar se sitúa la obra de Serrano, escultura formada por chapas de hierro y clavos de derribo que suelda en una acción que denomina "ordenación del caos".
En la exposición me encuentro la cabeza de Antonio Machado, es una reproducción en bronce de la obra realizada por Pablo Serrano en 1966 para homenajear al poeta en la ciudad de Baeza, lugar en el que se situaría la estatua. El acto fue anulado por las autoridades gubernativas y la obra se guardo para mejor ocasión. De la cabeza de Machado, que expresa su gesto serio, amargo y melancólico de han realizado varias copias: actualmente se pueden ver tres en Madrid: en la Real Academia de San Fernando, en la Biblioteca Nacional (Recoletos) y en la Cuidad de los Poetas. Se exhibe otra copia en el Centro Pompadour de Paris y en el MOMA de Nueva York.
El día es de los más hermosos
¡El viento contento
ulula detrás de la colina,
donde dobla el bosque a su antojo,
y los retoños a su voluntad!
Rebélate, oh viento; ¡hay algo en mi sangre
que no te dejara quieto!.
Ella se me dio, oh tierra, oh cielo
¡Mares grises, ella es sólo mía!
¡Que los hoscos peñascos oigan mi grito,
y se alegren aunque no sean más que piedras!
¡Mia! La he ganado, ¡oh buena tierra marrón
alégrate! la primavera está aquí;
¡Alégrate, que mi amor vale dos veces más
que el homenaje que puedan rendirte todos sus campos!
¡Que el labriego que te rotura sienta mi dicha
al madrugar para el trabajo!
RUDYARAD KIPLING
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